jueves, 28 de marzo de 2013

DOMINGOS DE MARZO: 4 PLENOS Y UNA PROCESIÓN.



Acabaron ya los doMingos de cueNto… y ciertamente este próximo lo voy a echar de menos, por mucha pascua que le quieran dar. El Sermón de las Siete Palabras tiene su encanto, pero me llama más la palabra desnuda, tejida en forma de cuentos, que nos hace viajar, ensoñar, recordar, reír, llorar, aprender, desear… y perder el miedo.

Ha sido algo espectacular… durante las cuatro sesiones del ciclo hemos tenido una numerosa congregación de fieles que han escuchado con una actitud casi reverente. Cuando hablas de espectáculo piensas en gran despliegue de medios, pero en esta ocasión lo maravilloso ha sido ver con qué sencillez los narradores invitados han creado atmósferas propicias al vuelo de los cuentos, así sin más… un silencio casi mágico, miradas brillantes, sonrisas de deleite y una disposición asombrosa a acoger cualquier historia, a dejarse llevar por cualquier rumbo.

Lo mejor del ciclo, aparte del público, ha sido la variedad de estilos de los cuatro participantes. Ya he comentado aquí lo acertado del repertorio de Légolas y su gran capacidad de comunicación con el público, que hizo que quienes asistieron a esta primera sesión se quedaran con ganas de más y repitieran en semanas sucesivas. También he hablado del entrañable encanto de Victoria Gullón y sus historias ancladas en nuestra memoria rural. Quiero reseñar ahora a los dos últimos narradores: Héctor Urién y José Campanari

En la tercera, HÉCTOR URIÉN, convocó nuestra atención con unos versos recitados, serio y dramático… fue un elegante quiebro para embarcarnos en una sucesión de historias que nos llevaron desde la picaresca y la ironía al amor más tierno. Me quedo con su “Tristán e Isolda”, un cuento que ya había escuchado, pero que en su cálida y dulce palabra me ha despertado emociones nuevas.  Entretejió sus historias con anécdotas personales que hicieron las delicias del público: de los chicos por ponerse en su pellejo; de las chicas por inspirarles… no tengo claro si ternura o pasión. Fue una lástima que tuviera que marchar tan pronto… quedamos en animada charla tras su actuación… ¿será porque estábamos precisamente en el CAFÉ LA TERTULIA
 
Héctor Urién en los momentos previos a la sesión.
La elección de los espacios ha sido de lo más atinada, excepto por lo ajustado del aforo (no esperábamos tal aceptación). En esta ocasión nos recogimos en un lugar emblemático y con mucho encanto. El Pasaje Gutiérrez es un espacio singular que invita a detenerse, a recrearse y encontrarse, sobre todo en días de lluvia como el de autos. LA TERTULIA tiene un ambiente abierto y familiar, unos cócteles de locura, una terraza maravillosa (no hace frío, ni calor) y buena música que permite escucharla y/o conversar.

En la sesión de clausura, que tuvo lugar en EL NIÑO PERDIDO, tuvimos el privilegio de contar con otro de los artistas que, a mi juicio, hacen de la Narración Oral un arte mayor: JOSÉ CAMPANARI.

EL NIÑO PERDIDO también es un espacio con hechizo, tanto que hay una leyenda, con artes ocultas y terribles maldiciones incluidas, que explica su nombre. La arquitectura del local crea una atmósfera de tiempos pasados y la luz y el mobiliario invitan a sentarse a paladear sus deliciosos combinados y relajarse. Es propicio para escuchar cuentos… aunque se llene. Fue impresionante tener tanta gente, tan cerca, unida solamente por una voz.

Y CAMPANARI estuvo enorme. En la primera parte nos desconcertó con sus elefantes y su hormiga sexy y él mismo se admiró de cómo el público tomaba la palabra por propia iniciativa para acompañarle, diciendo ¡SEXY! y ¡SÍGUEME! En la segunda parte nos emocionó con su particular niño perdido, aquel que creció en Chacarita, Buenos Aires, un barrio que no… y su pijama, su abuela, sus historias anheladas y una caja de botones que no se sabe muy bien cómo llegó hasta ahí. Son relatos propios, fabulados y construidos desde la propia memoria y la batalla contra el olvido.
 
CAMPA y un elefante sin memoria
HA SIDO MÁGICO.

Gracias a todas y a todos por hacerlo posible: al público dispuesto, a los bares osados, a lxs artistas generosxs, a lxs amigxs que han ayudado en su difusión (en especial Fin de Siesta,  Último Cero y la SER), a CUENTACUARENTA por inspirarme y a SALTALARANA por arrimar el hombro.

Y NO NOS VAMOS A QUEDAR CON LAS GANAS….habrá nuevas propuestas, nuevas ediciones, nuevas ocasiones de contar y escuchar…

Invito a todas aquellas gentes de bien que quieran proponer, sugerir, apoyar, colaborar, financiar o darme un abrazo a que se pongan en contacto sin dudarlo.

viernes, 15 de marzo de 2013

A POR LA TERCERA



Más alegres que un cascabel estamos con la buena acogida de los doMingos de cueNto.

Con el permiso de la autoridad competente, es decir el que vosotrxs nos dais haciendo el silencio y otorgándonos la palabra, seguiremos el domingo 17 de marzo 
en LA TERTULIA (Pasaje Gutiérrez, 6)
a las 19:00h.

En esta ocasión quien nos embriagará con sus historias será HÉCTOR URIÉN, de Ávila.


Después de soñar con ser ciéntifico y llegar a trabajar entre microscopios y tubos de ensayo buscando certezas, eligió el mundo de los cuentos precisamente por sus imprecisiones. Con una larga trayectoria en los más diversos escenarios y una sólida formación escénica construye su imaginario con los más diversos materiales. Gusta de las leyendas antiguas pero también amasa argumentos cotidianos y nos presenta personajes modernos con conflictos ancestrales. Su elegancia escénica y su cálida voz nos invitarán a cerrar los ojos y dejarnos llevar a lugares remotos.


Vamos a estar más a gusto que en casa…

doMingos de cueNto, ya van dos.



Ya se han celebrado las dos primeras sesiones de los doMingos de cueNto y podemos decir que han sido un rotundo éxito.


Llenazo de un público entregado, que ha sabido convocar un silencio mágico y responder con calidez. Tanto Manuel Légolas como Victoria Gullón, los dos narradores que ya nos han regalado su arte, se sintieron tan a gusto que quisieron y pudieron sacar lo mejor que tienen. Ambos reconocieron que ha sido una de las mejores experiencias de su carrera… así que yo estoy más ancha que alta y quiero agradeceros a todxs que hayáis puesto a funcionar vuestras ganas de escuchar y acogido de forma tan gozosa esta iniciativa.


Los locales en los que nos hemos cobijado merecen un aplauso aparte. Desde el primer momento, y casi a ciegas, apostaron por ello. Han puesto todas las facilidades y han corrido el riesgo de sufrir multas y sanciones debido a la intolerancia municipal con el arte en vivo. Se han esforzado por hacernos sentir como en casa y desean repetir la experiencia. Yo también.


El COCO CAFÉ es realmente un lugar ideal para los cuentos. Su amplio y luminoso salón diáfano, con vistas a la espléndida fachada del Museo de Escultura y la abrigada plaza. Además tiene otro aliciente, aunque esta vez no lo hemos explotado: Elaboran comidas y platos deliciosos que pueden ser el acompañamiento ideal para unos buenos cuentos.


LA RATA ESCARLATA, situada también en una preciosa calle histórica no demasiado afectada por la piqueta. Es un lugar que te invita a evocar desde el primer momento: su salón me recuerda a la casa de mi abuela, con sus escaños, mesas y percheros antiguos, la alfombra y la chimenea… siempre hay buena música y el ambiente es íntimo y confortable.


Y ¡qué decir de los dos pedazo de artistas a los que hemos tenido la ocasión de aprovechar!

Manuel Légolas recibiendo una "carantoña" de Lucía Galindo

MANUEL LÉGOLAS vino solo sin su compañera Carmen, que tuvo que quedarse junto a sus senos que tuvieron que quedarse junto a su niña. Pero él solo vale por dos.


Empezó, como con susto, contándonos la historia de un hombre que gracias a no saber leer pudo vivir una vida plena de aventuras.


Pronto se dio cuenta de que somos buena gente. Poco a poco la cercanía, la mirada, su habilidad para implicar al oyente, el humor de las situaciones que nos relató y lo acertado del repertorio elegido, hizo que cayéramos rendidos en sus cuentos y el se entregó a nuestras ganas de disfrutar.


Contó viejos cuentos que, de tan sabios, nunca debieran olvidarse,  y cuentos modernos. Nos regaló imágenes indelebles como la de los dos ancianos paseando de la mano con un gran oso de peluche entre ellos o la de Lucía Galindo soltándole una gaya rellena de amor. Reímos con el gilipollas que no tenía suerte y nos endulzó la despedida con algunos microrelatos.


VICTORIA GULLÓN por su parte, con su peculiar estilo, nos encandiló: Su limpia voz hilando melodías y letras que resuenan en nuestra memoria; su jovial y contagiosa actitud, celebrando la vida; el optimismo, la gracia y el salero, la ternura y su pícaro desparpajo curtido en mil escenarios de todo el mundo. Su poderosa fragilidad. Pero fue sobre todo su capacidad de asombrarse ante lo más pequeño lo que nos cautivó. 
Victoria Gullón explicando el mecanismo del fréjol crecedero

Desde los cantares de las gentes de antaño en sus alegrías y tribulaciones, que son las mismas que ahora, hasta las historias más procaces… ¡A PODAR NOOO! ¡A DESTEJAR, A DESTEJAR! Y para rematar, un canto a la pereza, como es de rigor en domingo. Os fuisteis con la sonrisa en la cara, nosotras nos quedamos tomando vinos y recordando viejos romances.

Aún quedan dos sesiones. No te las puedes perder.

Más info en: